Todos sabemos los beneficios que la medicina estética puede aportarnos. Nos ayuda a mejorar nuestra imagen y reducir aquellas cosas que menos nos gustan de nuestra estética.
Atrás quedan los cambios artificiales que se realizaban hace años donde solo se conseguía eliminar arrugas aportando volúmenes y con rellenos, que solían ser permanentes ocasionando problemas a largo plazo. El problema principal de los inyectables permanentes es que no acompañan al envejecimiento natural de nuestra piel y, por tanto, acaban situados en zonas no deseadas, pudiéndose apreciar en muchas ocasiones bultos y deformidades.
Los avances de los últimos años han hecho que los productos utilizados sean degradables en el tiempo y con una gran variedad de densidades, para poder aplicarse en diferentes partes de la cara según las necesidades de cada zona. No es lo mismo la densidad que se utiliza para un labio, que debe ser de baja reticulación para acompañar al movimiento de silbar, hablar, besar..., que el utilizado en una nariz, que debe tener una reticulación mucho mayor.
Aun existiendo este tipo de mejoras, muchas personas no deciden dar el paso a realizarse tratamientos médicos estéticos por miedo a quedar artificiales o modificar sus facciones, pero lo que no saben es que existen productos que nos pueden ayudar a mejorar mucho nuestra estética sin modificar nuestros rasgos faciales. Hablamos de los inductores de colágeno.
Los inductores de colágeno son tratamientos que sirven para estimular la creación de colágeno y elastina, aportando firmeza a nuestra piel y una hidratación profunda. Además, ayudamos a reducir arrugas, líneas finas y otros signos de envejecimiento.
El colágeno es una proteína esencial en nuestra piel, responsable de su firmeza y elasticidad.
Con el tiempo, la producción de colágeno disminuye, lo que lleva a la aparición de arrugas y flacidez. Los inductores de colágeno funcionan promoviendo la producción natural de esta proteína, ayudando a mantener una piel joven y saludable.
Los beneficios de los inductores de colágeno son numerosos y van más allá de la simple reducción de arrugas. Aquí enumeramos algunos de los más destacados:
Los inductores de colágeno son extremadamente versátiles y se pueden aplicar en diferentes zonas del cuerpo, ofreciendo beneficios específicos en cada área:
Los inductores de colágeno pueden combinarse con otros tratamientos estéticos para potenciar sus resultados. Por ejemplo, al combinarse con rellenos de ácido hialurónico, se puede lograr un efecto de volumen adicional junto con la mejora en la calidad de la piel. Esta combinación permite tratar tanto la superficie de la piel como sus capas más profundas, proporcionando un rejuvenecimiento completo y natural.
Los inductores de colágeno son sustancias utilizadas en la medicina estética para estimular la producción de colágeno y elastina en la piel, ayudando a mejorar su firmeza y elasticidad.
Los efectos de los inductores de colágeno pueden durar entre 12 y 18 meses, dependiendo del tipo de inductor utilizado y las características individuales del paciente.
Se pueden aplicar en diversas zonas del cuerpo como la cara, el cuello, las manos, los glúteos y los brazos, entre otras.
El tratamiento puede causar algunas molestias, pero generalmente se realiza con anestesia local para minimizar el dolor.
El número de sesiones puede variar, pero generalmente se requieren entre 2 y 4 sesiones para obtener resultados óptimos.
Los efectos secundarios son mínimos, pudiendo incluir enrojecimiento, hinchazón y pequeñas molestias en la zona tratada, que suelen desaparecer en pocos días.
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